domingo, 31 de julio de 2016

#12 El ocaso de los dioses


Brunilda sobre Grane se lanza a la pira funeraria
de Sigfrido
Arthur Rackham, 1911
[Dominio público], via Wikimedia Commons


Götterdämmerung

Estreno: Bayreuth, 17 de agosto de 1876

Compositor y libreto en alemán: Richard Wagner



Hoy, a partir de las 15:57 se retransmite en directo, por Radio Clásica y desde Bayreuth, la cuarta y última ópera del Anillo. Así termina la Tetralogía por este año, supongo que con la ya cansina bronca y abucheo final a la puesta en escena de Frank Castorf, que transforma el mundo mítico de los dioses nórdicos en el mucho más pequeñito de la extinta RDA. Que digo yo que con la pasta que tiene que costar ir a Bayreuth, ¿para qué llevarse el mal rato porque en vez de un palacio legendario aparezca la fábrica VEB Chemische Werke Buna? Lo importante es que a la Brünnhilde de turno le aguante la voz hasta el final, uno de los papeles más exigentes del repertorio.

Esta ópera con prólogo y tres actos dura más de cuatro horas. Es la cuarta de la Tetralogía “El anillo de los nibelungos”. Se estrenó, como Sigfrido, dentro de la representación del ciclo completo, supuso la inauguración del Festspielhaus de Bayreuth.

No es fácil resumir toda la historia, en la que los ecos del Cantar de los nibelungos son más intensos, a mi modo de ver, que en las otras de la Tetralogía. Tenemos a Sigfrido y Brunilda felizmente enamorados en una cueva pero el inquieto muchachote tiene que irse en busca de aventuras. Brunilda le deja su caballo y sus armas de valquiria. A cambio, Sigfrido le deja a ella, de recuerdo, el anillo de poder por el que todos suspiran.
Por la acción de un filtro, Sigfrido se enamora de Gutrune, y para obtenerla como esposa, tiene que entregar el anillo. Vuelve a la cueva y mediante engaño con el yelmo mágico, consigue quitarle el anillo a Brunilda.
Sigfrido rechaza a Brunilda, se casa con Gutrune. El segundo acto acaba con Hagen convenciendo a su medio hermano Gunther y a Brunilda de que Sigfrido debe morir.
Y eso es lo que ocurre en el tercer acto: Hagen mata a Sigfrido -y de paso, a Gunther. Intenta coger el anillo, pero Brunilda le gana por la mano, no en vano es una valquiria. ¿Qué te creías, lila, que por ser mujer me ibas a derrotar? Anda y que te den. Brunilda se lanza -con caballo y todo- al fuego que devora el cadáver de Sigfrido. Así mueren los dos. También Hagen, ahogado por las hijas del Rin, que recuperan el anillo. Bueno, y al final, el Valhalla desaparece. O sea, que como en Hamlet, aquí muere hasta el apuntador, y las únicas que quedarán felices y (supongo yo) que contentas, las hijas del Rin, después de dieciséis horas de Tetralogía lamentándose por la pérdida de su oro.

En la transición del prólogo al acto primero encontramos un fragmento musical famoso, «El viaje de Sigfrido por el Rin», y en el último, la «marcha fúnebre de Sigfrido» y la «inmolación de Brunilda».

Ya digo que si no eres aficionado a la ópera, comenzar por Wagner no me parece muy inteligente. Si quieres conocer algo de su música, empezar por recopilatorios con coros o este tipo de fragmentos sinfónicos, es más conveniente, aunque los entendidos se lleven las manos a la cabeza.

Para saber más, la Wikipedia, el libreto en alemán-español y discografía de referencia, en Kareol.

Como ya he comentado en las entradas anteriores del Anillo, hay grabaciones magníficas de toda la Tetralogía, que datan de los años grandes, los 50-60 del siglo pasado. Opciones muy buenas, por lo tanto, para tener las cuatro óperas, son la de Krauss (Rodolphe, representaciones públicas, 1953) con Hotter, Uhde, Neidlinger, Kuen, Weber, Greindl, Vinay, Resnik…, cualquiera de las de Knappertsbusch (representaciones públicas, 1957-1958) y la de Solti (1958-1965) con el Coro de la Ópera de Viena y la O Filarmónica de Viena, para la Decca con cantantes como London/Hotter, Fischer-Dieskau, Neidlinger, Stolze, Kreppel…

Una opción diferente, para esta ópera en particular, sería la grabación en vivo de 1967, para Philips, dirigida por Karl Böhm, con Windgassen, Nilsson, Stewart, Greindl y Dvorákova; el coro y la orquesta, los del Festival de Bayreuth.

viernes, 29 de julio de 2016

#27 Sigfrido




 Siegfried

Estreno: Bayreuth, 16 de agosto de 1876

Compositor y libreto en alemán: Richard Wagner



Coincidiendo con el Festival de Bayreuth, he decidido hablar de la Tetralogía, fuera de los días en que se estrenaron pero coincidiendo con representaciones reales del festival de este año. Hoy mismo, a partir de las 15:57 se retransmite en directo, por Radio Clásica y desde Bayreuth, la tercera ópera del Anillo.

Esta ópera en tres actos dura más de cuatro horas. Es la tercera de la Tetralogía “El anillo de los nibelungos”. Y su estreno, dentro de la representación del ciclo completo, supuso la inauguración del Festspielhaus de Bayreuth, todo un acontecimiento al que acudieron no sólo la realeza (Guillermo I) sino también Chaikovski y Nietzsche. Con eso se ve que esto no es una ópera más.

Pasamos de la más representada de la Tetralogía, la historia de amor de La valquiria, a la menos representada, esta obra épica de aventuras que tiene como héroe a Sigfrido. Sieglinde murió en el parto, así que al niño Sigfrido lo ha criado un enano, Mime. A su casa llega el Caminante, que no es otro que Wotan disfrazado. Sólo un hombre que no conozca el miedo podrá forjar de nuevo la espada Nothung, que quedó destrozada en la jornada anterior. Ese hombre no es otro que Sigfrido, y gracias a ella, y a su desparpajo personal, podrá entrar en la guarida del gigante Fafner que, en forma de dragón, custodia el anillo y el yelmo mágico. Sigfrido derrota a Fafner y se lleva el anillo.

Eso son los dos primeros actos. El tercero que escribió años después, tiene otro tono y es musicalmente excepcional. Primero, se enfrenta a Wotan en forma de Caminante, y su espada Nothung consigue romper la lanza del señor de los dioses. Después, conoce a la doncella Brünnhilde, quien duda si aceptar o no los requerimientos amorosos del héroe, pues eso significaría perder la castidad que le permite mantener la pureza del Valhalla. Pero la carne es débil y la valquiria y el héroe acaban juntos.

El porqué de ser un poco menos representada que las otras no es sólo cosa de la exigencia vocal a los intérpretes y que cada vez haya menos voces de heldentenor que puedan enfrentarse a "esto". Es que también la escenografía es compleja (la cueva, el dragón, el bosque, los enfrentamientos...). Y no hay que descartar el hecho de que el héroe, Sigfrido es después de todo, un joven bastante chulito y fanfarrón, que se dedica a ir por ahí peleándose con todo quisque y matando. Sobresale así la figura de Wotan, reducido a un Caminante que no hace sino ser testigo impotente de acontecimientos en los que ya no puede influir.

Piezas célebres de esta ópera son, comenzando por el acto I, la forja de la espada por Sigfrido (“Nothung! Nothung! Neidliches Schwert!”) y el momento final en el que, con la espada, y sobrado de confianza en sí mismo, Sigfrido se marcha a la cueva del dragón (“Hoho! Hoho!”).

En el acto II nos encontramos con un fragmento puramente orquestal, conocido como “Los murmullos del bosque", justo antes de que aparezca el dragón; existe una versión de concierto. Y, al final de este acto, la escena en la que un pajarillo le habla a Sigfrido de la existencia de Brünnhilde.

Pasemos al acto III. Comienza con el diálogo entre Wotan y Erda, la madre de Brünnhilde (“Wache, Wala!” - ¡Vigila, Wala!), seguimos con el enfrentamiento entre Wotan y Sigfrido (“Dort seh’ich Siegfried nahn”) y, luego toda la parte final, empezando con el beso que le da Sigfrido a la valquiria dormida (“Heil dir, Sonne!” - ¡Salve, sol!) -lo que es una escena de esas de cuentos de hadas tan propios del patriarcado en que los hombres van por ahí besando a mujeres que no pueden consentir, y se ve tan normal, cuando es un abuso sexual de libro- y el momento final de Brünnhilde, cuando acepta amar a Sigfrido, lo que implica despedirse del Valhalla (“Fahr’ hin, Walhalls, leuchtende Welt!” – Adiós, del Valhalla, ¡brillante mundo!).

Para saber más, la Wikipedia, el libreto en alemán-español y discografía de referencia, en Kareol.

Como ya he comentado en las dos entradas anteriores dedicadas al Anillo, hay grabaciones magníficas de toda la Tetralogía, que datan de los años grandes, los 50-60 del siglo pasado. Opciones muy buenas, por lo tanto, para tener las cuatro óperas, son la de Krauss (Rodolphe, representaciones públicas, 1953) con Hotter, Uhde, Neidlinger, Kuen, Weber, Greindl, Vinay, Resnik…, cualquiera de las de Knappertsbusch (representaciones públicas, 1957-1958) y la de Solti (1958-1965) con el Coro de la Ópera de Viena y la O Filarmónica de Viena, para la Decca con cantantes como London/Hotter, Fischer-Dieskau, Neidlinger, Stolze, Kreppel…

Una opción diferente, para esta ópera en particular, es la grabación de 1967, para Philips, dirigida por Karl Böhm, con Windgassen, Nilsson, Adam, Neidlinger, Soukupová, Köth y Böhme; el coro y la orquesta, los del Festival de Bayreuth.
Sigfrido y Brunilda, por Arthur Rackham

miércoles, 27 de julio de 2016

#9 La valquiria


Portada de la partitura vocal de Schott
(FA, 1899)
Escaneado en 2007 por Steven J Plunkett
[Dominio público], via Wikimedia Commons
 Die Walküre

Estreno: Múnich, 26 de junio de 1870

Compositor: Richard Wagner

Libreto en alemán: el compositor

Coincidiendo con el Festival de Bayreuth, he decidido hablar de la Tetralogía, fuera de los días en que se estrenaron pero coincidiendo con representaciones reales del festival de este año. Hoy mismo, a partir de las 15:57 se retransmite en directo, por Radio Clásica y desde Bayreuth, la segunda ópera del Anillo.

Esta ópera en tres actos dura casi cuatro horas. Es la segunda de la Tetralogía “El anillo de los nibelungos”.

Como ya conté ayer, Wagner escribía sus propios libretos, inspirándose en leyendas nórdicas, que aparecen en las Eddas escandinavas y en La canción de los nibelungos, cumbre de la poesía épica medieval en alemán. El resultado es que te cuenta una historia llena de magia, como si fuera una fantasía épica, con enanos, dioses llenos de sentimientos y pasiones humanos, y humanos nobles y heroicos.

La de hoy es, creo yo, la ópera más apreciada de Richard Wagner, al menos la más representada. El tema central es el amor.

A ver cómo la resumo… Sieglinde y Siegmund son gemelos separados cuando eran bebés. Ella vive con su marido Hunding cuando Siegmund la reencuentra. Se enamoran (sí, esto del incesto debe ser muy normal en estos temas épicos), el marido desafía a Siegmund. Sieglinde le da a su amado una espada llamada “Nothung”. Aunque Wotan manda a la valquiria Brünnhilde a proteger a su hijo Siegmund, al final por razones diversas acaban Hunding y Siegmund muertos, y la espada mágica rota. Brünnhilde desobedece a Wotan y protege a Sieglinde. La ópera acaba con la valquiria encerrada en un círculo de fuego. Sólo un hombre suficientemente valiente como para desafiar al fuego por ella podrá conquistar su amor. Más o menos esa es la idea.

Aquí encontramos el momento más popular (y hasta populachero) de las óperas de Wagner, la cabalgata de las valquirias (“Hojotoho! Hojotoho!”) universalmente conocida.

Para saber más, la Wikipedia, libreto en alemán-español y discografía de referencia, en Kareol.

Como ya comenté ayer, hay grabaciones magníficas de todo el Anillo, que datan de los años grandes, los 50-60 del siglo pasado. Para tener toda la Tetralogía, opciones muy buenas son la de Krauss (Rodolphe, representaciones públicas, 1953) con Hotter, Uhde, Neidlinger, Kuen, Weber, Greindl, Vinay, Resnik…, cualquiera de las de Knappertsbusch (representaciones públicas, 1957-1958) y la de Solti (1958-1965) con el Coro de la Ópera de Viena y la O Filarmónica de Viena, para la Decca con cantantes como London/Hotter, Fischer-Dieskau, Neidlinger, Stolze, Kreppel…

Esta última de Solti es también la que recomiendo en particular para La valquiria, es de 1965, para Decca y tiene como cantantes a Birgit Nilsson, James King, Regine Crespin, Hans Hotter, Christa Ludwig y Gottlob Frick.

martes, 26 de julio de 2016

#29 El oro del Rin



Loge finge asustarse ante la serpiente
Arthur Rackham, 1910
[Dominio público], via Wikimedia Commons
Das Rheingold

Estreno: Múnich, 22 de septiembre de 1869

Compositor: Richard Wagner

Libreto en alemán: el compositor

Coincidiendo con el Festival de Bayreuth, he decidido hablar de la Tetralogía. Hoy mismo, a las 17:57 h, se retransmite en directo, por Radio Clásica, la velada preliminar.

Esta ópera en un acto dura unas dos horas y media. Es el comienzo de la Tetralogía “El anillo de los nibelungos”.

Wagner escribía sus propios libretos, inspirándose en leyendas nórdicas, que aparecen en las Eddas escandinavas y en La canción de los nibelungos, cumbre de la poesía épica medieval en alemán. ¿El resultado? Una historia llena de magia, una fantasía épica con enanos avariciosos, dioses llenos pasiones humanas, y humanos nobles y heroicos. Hay amor y pasión, pero al final, en la cuarta y última ópera del ciclo, todo desaparecerá.

¿Qué nos cuenta? Pues el robo del oro del Rin que guardan las ninfas. Alberich, un enano nibelungo, persigue a las hijas del Rin con ánimo libidinoso, pero al final prefiere llevarse el oro. Wotan y Loge emprenderán la búsqueda del oro para pagarles a los gigantes que han construido el Valhalla, el rescate de la diosa Freia. Lo recuperarán (gracias a la astucia de Hiddleston, digo Loge), pero no antes de que el enano le marque un hechizo al anillo forjado con el oro del Rin. Todos sabemos dónde acaba esto de los anillos de poder: atraen la muerte. Para recuperar a Freia, Wotan entregará a los gigantes el tesoro y el Tarnhelm, un yelmo mágico que hace invisible al que lo lleve. Pero se queda con el anillo. Mal hecho, Sauron. Peor cuando los gigantes Fafner y Fasolt se lo disputan, “su tesssoro” no les hará bien a ninguno.

Las óperas de Wagner son diferentes al resto del repertorio habitual: más orquestales, con un tejido musical continuo en el que no siempre es fácil distinguir números cerrados como arias. Sí que se distinguen los leitmotive o temas musicales que se van repitiendo en diferentes momentos. No me parecen recomendables para nadie como entrada a este género. Lo mejor, aunque ya sé que habrá quien me llame hereje, es escuchar coros o fragmentos orquestales, y así ir haciendo, poco a poco, oído.

Para saber más, la Wikipedia, y el libreto en alemán-español y discografía de referencia, en Kareol.

Hay grabaciones magníficas de esta ópera, y del Anillo en general, que datan de los años grandes, los 50-60 del siglo pasado. ¿Cómo escoger una? Del Anillo en su conjunto, destacaría la de Krauss (Rodolphe, representaciones públicas, 1953) con Hotter, Uhde, Neidlinger, Kuen, Weber, Greindl, Vinay, Resnik…También, cualquiera de las de Knappertsbusch (representaciones públicas, 1957-1958). Y, finalmente, una que no es de Bayreuth, la de Solti (1958-1965) con el Coro de la Ópera de Viena y la O Filarmónica de Viena, para la Decca con cantantes como London/Hotter, Fischer-Dieskau, Neidlinger, Stolze, Kreppel…

Pero por escoger una en particular de esta ópera El oro del Rin, indico la de Karl Böhm en 1967 para Philips, con Theo Adam, Gerd Nienstedt, Gustav Neidlinger, Wolfgang Windgassen, Martti Talvela, Kurt Böhme, Anja Silja, Vera Soukupová, Erwin Wohlfahrt,  Dorothea Siebert, Helga Dernesch y Ruth Hesse. El coro y la orquesta son, claro, los del Festival de Bayreuth, pues es una grabación en vivo.

domingo, 17 de julio de 2016

#7 Doce hombres sin piedad



Twelve Angry Men

Año: 1957
País: Estados Unidos
Director: Sidney Lumet
Música: Kenyon Hopkins

Todas las virtudes de una película teatral, con magníficas interpretaciones.

Doce hombres sin piedad era una obra de Reginald Rose, escrita inicialmente para televisión, y que luego fue adaptada al cine y al teatro.

Esta película me gusta, sobre todo, porque es un canto a la racionalidad, al escepticismo científico.

Me explico. Doce miembros de un jurado tienen que decidir si un joven acusado es culpable o no de haber matado a su padre. O, por mejor decir, si están convencidos, más allá de toda duda razonable, de su culpabilidad. En una primera votación, el personaje que interpreta Henry Fonda es el único que tiene dudas, el resto lo considera culpable. La película se dedica entonces al debate entre los distintos miembros del jurado, analizando las pruebas. La valoración personal sobre si se creen o no una determinada prueba está muy afectada por sus propios prejuicios personales.

Es una película muy entretenida de ver, con unas interpretaciones estupendas, que recrea el ambiente asfixiante de una sala de deliberación de un jurado. Es fascinante darse cuenta de que la gente decide las cosas unos por pereza, otros por dejarse llevar por la mayoría, o por sus propios prejuicios o por llevar la contraria... El personaje de Henry Fonda lo que quiere, sobre todo, es que sus compañeros jurados piensen racionalmente, por si mismos, que analicen lo que han visto y oído en la sala del tribunal.

No se trata de saber simplemente si es culpable o no, eso es algo que no se sabe, sino de si hay prueba suficiente, si no hay dudas razonables. La diferencia es sutil pero enorme, en ella se basa un sistema judicial como el nuestro. Da lo mismo que sea un jurado o que sea un juez, la forma de valorar, crítica, escéptica, realista, debe ser la misma. Y se puede extender a cualquier cosa de nuestra vida diaria: piensa por ti mismo, analiza las “pruebas” que los políticos o los medios de comunicación ponen a tu disposición sobre cualquier tema importante. Piensa, analiza, razona,…

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity, Internet Movie Data Base y Sensacine.