sábado, 24 de diciembre de 2016

#18 Aída


Representación de Aida en Massada, Israel (2011)
Por avinoam michaeli [CC BY 2.5]
[CC BY-SA 3.0 2.0], via Wikimedia Commons




Aida

Estreno: El Cairo, 24 de diciembre de 1871

Compositor: Giuseppe Verdi

Libreto en italiano: Ghislanzoni & Camille du Locle basado en una historia propuesta por el arqueólogo Auguste Mariette

Tal día como hoy, una Nochebuena del año 1871, se estrenó en el Teatro del Jedive de El Cairo, una de las óperas más famosas de Verdi.

Existe la creencia popular, totalmente errónea, de que se compuso para la inauguración del Canal de Suez (1869). Pero no es verdad. Es un encargo para el Teatro del Jedive, y ni siquiera para su inauguración, que tuvo lugar con otra de Verdi, Rigoletto.

Esta es una historia de ópera a lo grande, con mucho aparato y puestas en escena grandilocuentes. Se ha representado no sólo en lugares como la Arena de Verona o las Termas de Caracalla, sino también al aire libre, delante de lugares espectaculares como el templo de Amenhotep III, en Luxor (1987) o Masada, en Israel (2011).

Es que es una ópera para hacer a lo bestia y con convicción, y no de trapillo, que queda apolillado y cutre.

No es una ópera de cámara para hacer en versión minimalista, vaya.

La historia va de guerra, amor, traición y muerte. Tenemos al guapo general egipcio Radamés, enamorado de la princesa etíope prisionera, Aida. Marcha a la guerra y derrota a los etíopes. A la vuelta, por petición de Aida, libera a un prisionero que resulta que es el padre de ella, disfrazado. Cuando el rey etíope vuelve al frente de un ejército, Radamés acaba traicionando sin querer a su país revelando a Aida los planes del ejército egipcio. Acaba condenado a morir encerrado en un templo, por no delatar a Aida. Y cuál no será su sorpresa cuando resulta que Aida voluntariamente acepta morir a su lado.
¡Ah, sí! Y también frente a la heroína está la típica rival maléfica Amneris, enamorada en vano de Radamés y que por celos mueve los hilos de la trama.

Es una de esas óperas archiconocidas, con momentos que conoce hasta el menos aficionado al género. Empezamos por el aria Celeste Aida que canta el enamorado Radamés en el Acto I; aquíPlácido Domingo en la ópera de Houston en 1987. Luego tenemos la marcha triunfal del acto II, cuando Radamés vuelve victorioso a Tebas. Aquí pongo enlacea una representación en el Metropolitan en 1989. Del acto III destacaría el lamento de Aida por no volver a ver jamás su tierra natal, O patria mia. Por poner algo más moderno, Anna Netrebko lo canta en un concierto en Múnich. Y finalizamos con el dúo final de los amantes esperando la muerte O terra, addio; addio, valle di pianti. Pavarotti y Maria Chiara lo interpretaron en La Scala en 1990; Pavarotti fue uno de los mejores Radamés. Si quieres algo mucho más sencillo, siempre tenemos a Anja Harteros y Jonas Kaufmann como quien dice en vaqueros.

En fin, para saber más, la Wikipedia. El libreto y discografía de referencia, se pueden encontrar en Kareol.

Hoy ando patriótica yo también, así que mi versión recomendada es la de Montserrat Caballé y Plácido Domingo, dirigida por Riccardo Muti, coro Covent Garden de Londres y orquesta Nueva Filarmonía; para la EMI (1974). Porque Plácido siempre puso no sólo la voz sino también el cuerpo serrano, con buenas interpretaciones dramáticas que lo convertían en un auténtico héroe romántico, atractivo, épico o lírico según convenga. Plácido, eres lo más.

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