jueves, 4 de abril de 2024

#13 Itinerario de Egeria



Itinerario de Egeria

 

Título original: Itinerarium Egeriae / Peregrinatio Aetheriae / Peregrinatio ad Loca Sancta

Autor: Egeria

Año: 381 - 384

Género: Ensayo / autobiográfico

Tema: Historia / Viajes

 

«Yo, que soy un tanto curiosa...»

 

Mujeres viajeras las ha habido, ya veis, toda la vida del Señor.

Yo a Egeria la pondría de «santa patrona» de las senderistas, montañeras y caminantas que por el mundo andamos. Es verdad que no fue la única, ya que antes que ella, por ejemplo, a la hispana Melania la Vieja le dio por ir a Egipto.

Era un turismo religioso, puesto de moda por los «hallazgos» de Elena, la madre de Constantino, en Tierra Santa, cosa que habría ocurrido unas décadas antes. A muchos les dio por ahí, si gozaba de ricos posibles.

Durante mucho tiempo se creyó que esta Egeria era una monja. Sin embargo, parece que cuando ella vivió, a finales del siglo IV, realmente no había monasterios femeninos tal como existieron después. 

Tú lo lees y te das cuenta de que esta señora debió ser otra cosa, una dama con parné e influencias.

Procedía de la Gallaecia (o sea, el noroeste de Hispania) y viajó hasta Oriente. 

Todos estos turistas religiosos aprovechaban la globalización que supuso el imperio romano. Podías viajar de una punta a otra del imperio gracias a calzadas en condiciones, o mediante la navegación por el Mare Nostrum, en el camino encontrabas dónde descansar, y contaba con un sistema monetario más o menos estable.

Esta mujer viajaba a su aire, hacia donde le apetecía o había algo que le llamaba. A veces llevaba con escolta. Allá donde llegaba, todo eran facilidades por parte de los religiosos que la recibían, incluso le daban regalos o recuerdos.

No es de extrañar que haya quien elucubre que podría estar relacionada con la familia imperial. Procedía de Hispania, lo mismo que el el emperador que regía entonces, que era ni más ni menos que Teodosio el Grande. Pero vamos, esto no está demostrado. 

Que tenía una buena posición se pone de manifiesto, para mí, en la propia seguridad en sí misma que demuestra. Preguntaba, sin cortarse, sobre aquello que le llama la atención. Ella misma se llama curiosa.

Vimos desde el camino un valle hermosísimo que se abría a nuestra izquierda, un valle enorme que enviaba al Jordán un torrente muy dilatado. Y en dicho valle divisamos la ermita de un hermano que vive allí actualmente como monje. Entonces yo, que soy un tanto curiosa, pregunté enseguida qué valle era aquél para que un santo monje hubiera plantado allí su eremitorio; pues imaginaba que no lo habría hecho sin alguna razón poderosa.

Se supone que su peregrinación por Oriente Próximo se desarrolló entre los años 381 y 384. Para entonces, el imperio romano era ya un imperio cristiano. Justo antes, en 380, el edicto de Tesalónica impuso el cristianismo como la religión oficial del imperio.

En su viaje por lo que hoy es Egipto, Israel, y otros lugares, Egeria solía hacer más o menos lo mismo. Subiera a una montaña o llegara a otro lugar bíblico, ella con sus religiosos acompañantes, se leía la parte de las escrituras que mencionaban ese sitio, comulgan y tras los rezos, un buen refrigerio.

Es uno de los primeros libros de viajes que se conocen. Ahora, no pretende ser enciclopédico y minucioso. Adopta el formato epistolar, cartas que cuentan a sus amigas dónde había estado, lo que había visto, anécdotas que las entretuvieran. Es, en ese sentido, entretenido, siempre que tengas un poco de idea de la geografía y el mundo de la época.

Yo me fijo, sobre todo, en cómo describe los ascensos a las montañas, porque refleja perspectivas y vivencias que podemos tener cualquiera que subamos a un monte.

La montaña, vista de lejos, parece ser una sola, pero una vez que te internas en ella, vas descubriendo cimas diversas, si bien es todo el conjunto lo que se llama Monte de Dios.

(...) Ese monte, digo, no resulta sin embargo visible a menos que te acerques hasta su mismo pie; eso, antes de ascenderlo.

Esta señora subió a unas cuantas cimas de esas que aparecen mencionadas en la Biblia, al Sinaí, al Tabor o al Nebo.

Me imagino a esta pizpireta señora, quién sabe, igual una domina de mi misma edad, cincuentona, con su séquito de acompañantes, soldados, religiosos, quizá alguna otra dama o doncella, montaña arriba, por senderos intrincados, entre zarzas y peñascos, hasta llegar a lo alto y ver desde allí todas aquellas tierras...

Egeria es uno de esos personajes «rescatados», en cierto sentido, cuando se empezó a mirar la historia con ojos femeninos. Se buscaba mujeres que se apartaban de estereotipos de género, que hacían algo diferente.

El problema –creo yo, que soy mera aficionada– estaba en que la historia, aunque ha existido siempre, se pretendió hacer científica en el siglo XIX. La mirada decimonónica era, digámoslo así, bastante victoriana, de manera que proyectaban al pasado lo que ellos creían que era «ley natural» de las cosas. La mujer diferente, si la encontraban (porque buscarla, no la buscaban nunca) era así como una aberración.

Sin embargo, cuando te pones a leer más historia, te das cuenta de que no. Las mujeres no estuvieron siempre tan encorsetadas como se piensa. Hay mucha más variedad en sus actividades que lo que pensamos. Hubo médicas, intelectuales y viajeras, lo mismo que comerciantes o artistas.

Quizá no hubiera muchas, pero posiblemente más de las que pensamos. Aunque había quien las criticaba, el que abundaran indica que se veía como algo posible, no rarezas de gentes extravagantes.

El Itinerario de Egeria tiene dos partes, una se dedica a la parte de viaje y la segunda se centra en Jerusalén, y las costumbres litúrgicas que se seguían allí. Además, faltan algunas páginas, las primeras, las que se supone que cuentan cómo esta señora de Galicia llegó a Oriente.

La versión que yo he leído es Viaje de Egeria: el primer relato de una viajera hispana, con edición de Carlos Pascual (2017), de La Línea del Horizonte Ediciones, el n.º 11 de la colección Cuadernos de Horizonte.

Recoge solamente la parte del viaje, y me parece buena opción. Los ritos jerosolimitanos de aquel cristianismo primigenio me interesa bastante menos. Llamará más a los estudiosos de esos temas. Pero al lector normal, creo que estas cosas son lejanas.

Esta edición incluye, a cambio, muy interesantes añadidos. Así, la introducción explica el estado actual de lo relativo a la autoría y cómo se descubrió, así como el entorno histórico en que se produce el viaje. Además, entre los textos adicionales está la «Carta de Valerio a los monjes del Bierzo» que permitió identificar a Egeria. Valerio murió en 695, o sea, que hablaba dos siglos después de que viviera esta señora, ya en la época de la España visigoda.

Ella, surgida en la más remota orilla del mar Océano occidental, se dio a conocer al Oriente... No quiso darse aquí reposo... Maceró aquí su cuerpo terrenal con fatigas terrenales... Se convirtió aquí en peregrina con espontánea libertad

 

Este Itinerario tiene página propia en la Wikipedia. 

 

A continuación, os pongo un mapa del imperio romano en el año 395, autor: FDRMRZUSA, [CC BY-SA 4.0], vía Wikimedia Commons:


domingo, 17 de marzo de 2024

#98 El auriga

 


The charioteer

Autor: Mary Renault

Fecha de publicación: 1953

 

Una de las primeras novelas gais positivas

Leyendo esta novela me daba cuenta yo de cuán jóvenes eran los soldados que lucharon en la Segunda Guerra Mundial.

Bueno, supongo que en todas las guerras, los que luchan y mueren son los jóvenes... 

Aquí, el protagonista, Laurence Odell, al que llaman «Laurie» y, más íntimamente, «Spud», a sus veintitrés años, formó parte del ejército inglés copado en Dunkerque y que fue evacuado en la operación Dinamo. Herido en la pierna, hasta pensaron que se moría. Ha quedado, a sus veintipocos, tullido de por vida.

Uno de sus intereses amorosos es Ralph Ross Lanyon, de veinticinco, capitán de la Marina mercante y que fue uno de los que rescató a los soldados. Perdió en esa batalla parte de la mano izquierda.

Ahora parece increíble, porque tenemos male/male romances hasta en la sopa. Y bien que los disfruto, no me entendáis mal.

Pero hubo un tiempo, antes de Stonewall, en que lo de ser gay era algo delictivo o trágico. En la literatura no era fácil ver representaciones de gais como «personas normales» y su amor, como algo positivo o, al menos, tan positivo o negativo como cualquier otro amor.

Esta novela de Mary Renault, más conocida por su trilogía sobre Alejandro Magno, es una de las primeras en presentar esa imagen del amor entre hombres como algo «normal»

El argumento gira en torno a un triángulo amoroso. El centro es Laurie, recuperándose de sus heridas en el hospital. Se enamora –bastante platónicamente– de Andrew, un chico objetor de conciencia que trabaja como ordenanza.

Pero la carne es débil, y un chico gay lleva a Laurie a una fiesta «de mariquitas» dice la no muy lograda traducción española que tengo. Ese ambiente, mezcla de burdel y club para corazones solitarios, a él no le acaba de convencer, aún conserva cierto idealismo juvenil.

Ahí se reencuentra con Ralph, quien pensó que su Spud estaba muerto y se lleva el alegrón de su vida. Empiezan una relación que, se sobreentiende, es física. Pero no solo, porque se conocen desde hace años, y encajan, notas que están hechos el uno para el otro.

Durante tres cuartas partes del libro parece que no pasa nada. Se recrea ese mundo de guerra, con sus bombardeos y los apagones para dificultar los ataques de la Luftwaffe. Se te puede hacer largo. Tienes que leer mucho entre líneas para entender las dinámicas entre los diferentes personajes.

Luego, en el último cuarto, ya no puedes parar de leer, porque se lían mucho las cosas entre Laurie, Ralph y Andrew. 

Reconozco que me encanta el personaje de Ralph, al que vez a través de los ojos de Laurie. Sospechas que, desde jovencitos, tenía debilidad por Laurie. Una vez que sabe que está vivo, solo aspira a formar parte de su vida. Hasta sería capaz de admitir que Laurie mantuviera su relación idealista con Andrew. 

Ralph tiene experiencia, conoce la vida y a Laurie. Éste, en cambio, y lo mismo Andrew, parecen gustar más de una imagen idealizada, algo irreal, en su propio mundo aislado del hospital y su entorno. Ralph es un amante generoso que pone a Laurie en contacto con la vida real fuera de ese ambiente hospitalario.

Es una novela que merece la pena, primero por la reconstrucción de esa época, la Inglaterra de 1940 del Blitz, que la propia Mary Renault vivió. Luego, por ver cómo una novela bastante blanca podía ser tan provocativa que tardara un tiempo en publicarse en según dónde. Y, finalmente, porque cuenta cosas que ahora nos parecen básicas, pero entonces sonaban revolucionarias. Solo pide un poco de dignidad y respeto para el que es diferente. Dice un personaje:

En primer lugar, yo no he elegido ser lo que soy, se determinó en un momento en que yo no estaba en situación de hacer elección alguna y sin que yo supiera lo que ocurría. Ya me he sometido a psicoanálisis; así me curaron el tartamudeo, cosa que me resultó muy útil. Bueno, es posible que piensen que soy una amenaza social, como un infanticida, y tenga que determinarse si soy responsable o no, pero no admito ser una amenaza social. Creo que probablemente todos formamos parte de un remedio de la naturaleza para un estado de extrema superpoblación, y no sé por qué seríamos un remedio peor que la guerra moderna, que por lo que he oído en algunos sitios ni siquiera ha empezado. Sea como fuere, aquí estamos, Dios sabe cuántos millares, pues nunca se ha hecho un censo. No estoy dispuesto a aceptar una norma que coloca toda mi vida emocional en el plano de la inmoralidad. Yo nunca he involucrado a una persona normal, ni a un menor, ni a nadie que no estuviera en situación de ejercer una elección libre. No estoy dispuesto a dejarme clasificar con traficantes de drogas y prostitutas. A los criminales los chantajean, yo no soy ningún criminal. Y estoy dispuesto a tomarme ciertas molestias, si es necesario, para dejarlo claro.

Lo resaltado en negrita, obvio es decirlo, es mío.

En España no se publicó hasta los años ochenta, en una traducción que no me pareció muy lograda, la verdad. Lo que pasa es que cuando es literatura, hasta en inglés se me hace algo cuesta arriba.

Antes de esta novela, Mary Renault había escrito otras de amor homosexual, principalmente lésbico. Esta es la que tuvo más éxito. Después, siguió hablando de amores gais, pero ambientados en la Antigua Grecia. Ya hablaré otro día, si tengo la oportunidad, de su trilogía sobre Alejandro.

Tenía una formación clásica, adquirida en la universidad de Oxford. Se nota en más de un diálogo que mantienen los personajes de esta novela, que también manejan la filosofía griega con soltura. Comentan por ejemplo El banquete, de Platón. Pero el título viene de ese mito del carro alado, que aparece en el Fedro de Platón.

El alma, decía Sócrates, es como la «unión natural de un par de caballos alados y su auriga». Los dioses tienen dos caballos buenos, pero los humanos una mezcla, uno es bello y bueno, el otro no. Así, los carros de los dioses están equilibrados y son fáciles de controlar, pero el resto de aurigas tienen que luchar con su caballo malo, que les arrastra a lo terrenal.

Esa es un poco la idea que subyace aquí, pero ya digo que tienes que fijarte mucho, y leer entre líneas para comprender gran cosa de lo que ocurre. 

Como es un clásico, tiene página en la Wikipedia

domingo, 5 de noviembre de 2023

#48 El tercer hombre

 




The third man

Año: 1949

País: Reino Unido

Dirección: Carol Reed

Música: Anton Karas

 

Icónica intriga en la Viena de posguerra

 

Esta es una de esas películas muy de género que trasciende más allá. En este caso, cine negro. La excusa argumental es la investigación sobre una muerte, pero lo que revela, como suele ocurrir en el mejor noir, paisajes y personajes de una sociedad muy concreta. No solo eso, algo sobre las personas, en general, el ser humano, y cómo toda inocencia es imposible.

Holly Martins, un escritor estadounidense sin un duro acude a Viena. Le ha llamado un amigo suyo, Harry Lime, que le promete un trabajo. No obstante, cuando llega, resulta que está muerto y va a su funeral. Se supone que fue un accidente, pero hay cosas que no encajan. ¿Le cogieron en la carretera dos hombres, como dicen oficialmente? ¿O tres? ¿Quién es ese «tercer hombre»?

En una Viena devastada por la guerra y ocupada por las potencias ganadoras: Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Rusia, las patrullas que investigan llevan un soldado de cada potencia ocupante. Cada uno va a lo suyo. Lo que interesa a los británicos no es lo mismo que quieren los rusos. Y los locales sobreviven como pueden, en medio de la pobreza, las duras condiciones de posguerra, y todo tipo de trapicheo. El trasfondo de la intriga es la adulteración de la penicilina, lo que se podía ganar robándola, diluyéndola y vendiéndola en el mercado negro, y qué efectos producía esto.

El escritor tiene la cara de Joseph Cotten, que da muy bien el pego como tío normal metido en situaciones extrañas. Este autor de novelas del Oeste cree en buenos y malos. Lógicamente su amigo era, tenía que ser, de los buenos. Por eso le parece tan antipático el policía inglés, el mayor Calloway, que le presenta a su colega como un delincuente despreciable. Poco a poco, conforme a conoce el entorno de Harry, la gente con la que se relaciona, su novia, ese mundo tétrico en que se mueve, todo en blanco y negro, se le desmoronan sus ideas. A lo largo de la película va oscilando entre la negación, la desesperación, el ánimo de ayudar a su amigo, estar a su lado pase lo que pase o traicionarlo.

Lo que eleva esta película por encima de todo ello y lo convierte en un clásico son varias cosas. La primera, el estilo, el propio formato en blanco y negro, imágenes descarnadas en escenas nocturnas, con recursos cinematográficos que recuerdan más de una vez al expresionismo alemán, incluyendo lo que se llaman «planos holandeses», o sea, con la cámara girada respecto al horizonte.

Luego tenemos esas interpretaciones clásicas, contenidas, tanto del elenco británico (Trevor Howard) como los estadounidenses (Cotten y Welles), tan convincentes en su simplicidad. Quizá la que menos me convence es Alida Valli como «novia» de Harry, leal hasta decir basta, a pesar de saber y conocer cómo era Harry. No sé por qué, quizá algo inexpresiva. Una cosa es ser sobrio en la interpretación y otra no transmitir nada.

La música de Anton Karas a la cítara da a esta película un sonido peculiar e inolvidable. Pocas veces tendrás una banda sonora tan compenetrada con la historia que cuenta y, a la vez, que la haga algo diferente a cualquier otra película. Al parecer Carol Reed descubrió a Anton Karas en un café, cuando tocaba a cambio de propinas.

Y las imágenes icónicas, siempre con ese rostro de Orson Welles, atractivo pero cruel, amigable e inquietante a un tiempo. Cómo sale de las sombras de un portal es impresionante, después de haber oído hablar durante unos cuantos minutos de su personaje. Luego, la conversación en la noria del Prater, la persecución por las calles de Viena que luego se traslada a las alcantarillas o el plano secuencia al final, tan largo, cuando ves a dos personajes, una viene a lo lejos, el otro espera, ella va acercándose, acercándose y te preguntas qué pasará o qué le dirá… y ni le mira, en su desprecio.

El guion lo firma Graham Greene, que lo escribió primero como relato, porque era la mejor forma para él de organizar la historia. Al parecer, a él mismo siempre le pareció mejor la película que la novela. Ahora, se sabe que alguna frase es cosecha propia de Orson Welles, ejemplo, lo que dice de los relojes de cuco.

Ganó el Óscar a la mejor fotografía (Blanco & Negro), el premio al mejor film británico en los BAFTA y la Palma de Oro a la mejor película en Cannes.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base. Y luego tenemos coloquio en «Cine en blanco y negro», con Garci.



miércoles, 1 de noviembre de 2023

#80 Bachianas Brasileiras n.º 5

 

Bachiana brasileira nº 5 para soprano e oito violoncelos

Heitor Villa-Lobos, h. 1922

Compositor: Heitor Villa-Lobos

Estreno/Publicación: Río de Janeiro, 1939 (el primer movimiento) / París, 1947 (completa)

  








Hoy, 1.º de noviembre, se cumplen cien años del nacimiento de Victoria de los Ángeles (Barcelona, 1-11-1923-16-1-2005) soprano encantadora, de voz preciosa y canto natural

Para celebrar la efemérides, escribo esta entrada sobre la que probablemente sea la composición brasileña clásica más conocida, estas Bachianas n.º 5 de Heitor Villa-Lobos (Río de Janeiro, 1887-1959). El compositor grabó esta obra con Victoria de los Ángeles para la EMI y es una de esas grabaciones históricas, especiales, de las que no pueden faltar en una discoteca ideal de todo aficionado.

Victoria de los Ángeles es una de esas cantantes líricas españolas de posguerra que impresionan no solo por sus voces preciosas, sino también por la seriedad de su trabajo y la buena técnica. Unas más divas y otras menos, pero todas, currantas del arte. Nombres como la mezzo Teresa Berganza o las sopranos Montserrat Caballé y Pilar Lorengar. Escucharlas es una delicia auténtica. Sabían, además, cuál era su repertorio y lo cultivaban con disciplina y encanto.

En el caso de Victoria de los Ángeles López García, procedía de la clase trabajadora, sabía lo que costaban las cosas, que al parecer (yo no la conocí, obviamente) seguía siendo de talante humilde y muy currante, la antidiva. Tan es así que en una época de tanta rivalidad y locura de fans, ataques incluso envenenados de unos contra otros, al parecer esta mujer le caía a todos bien. 

 Victoria de los Ángeles destacó sobre todo por la naturalidad de su canto. Dentro de la ópera, se la recuerda sobre todo por un par de heroínas puccinianas, Mimí, de La Bohème, y Butterfly. Pero también cantó a Wagner, siendo una exquisita Elisabeth en Tannhäuser en Bayreuth, cuando allí solo se llegaba por invitación muy remirada y era rarísimo que llegaran cantantes de allende los Alpes. 

Ahora, Victoria de los Ángeles era sobre todo cantante. El arte del canto, la voz, la melodía, la palabra pronunciada y sentida, y por ello no es de extrañar que también se dedicara al lied alemán o la canción francesa. Divulgó también la canción española, llegando a interpretar piezas españolas con acompañamiento de guitarra como bises en sus conciertos. El recital, para ella, no era mero complemento de la ópera, era una forma tan importante como ésta. Imprescindible si querías ser un cantante total. En You Tube sobre todo encontrarás fragmentos de recitales suyos. Ejemplo.



Artista completa, de recital y de teatro, pues. En esto fue como Elisabeth Schwarzkopff o Dietrich Fischer-Dieskau. Con ellos grabó, por cierto, un disco estupendo, el del Homenaje al pianista Gerald Moore. Fantástico, con obras de Mozart, Schubert, Rossini, Brahms, Schumann, Wolf, Mendelssohn y Haydn. Está en EMI Classics y, a veces, en la carátula se destaca el «Dúo bufo de dos gatos» que cantan de los Ángeles y Schwarzkopf, una delicia, un divertimento absoluto.

Hoy en Scherzo han publicado una entrevista: «Victoria de los Ángeles: Una entrevista histórica» . Ahí se pueden leer reflexiones que demuestran su rigor, su vocación de trabajo, cómo el arte está por delante de divismos, y que cantar no son sólo los fuegos fatuos de la ópera. Al contrario...

Mire, para el mundo del recital se requiere, primero una preparación mucho más completa intelectualmente, una imaginación artística mayor, tener grandes conocimientos musicales, una cierta elegancia, buen gusto… cosas éstas que en la ópera puedes dejar un poco de lado y limitarte a exponer tus maravillosos atributos vocales (si los tienes), o dar grandes pinceladas desde un punto de vista interpretativo, pero no te detienes en el detalle expresivo o incluso espiritual. Entonces ¿qué ocurre?, que cuando estos cantantes han hecho sólo ópera no están acostumbrados a recrearse en ese mundo intimista como es el del recital. No están acostumbrados, y de pronto se han enterado de que es muy importante hacerlo. Sólo cantan arias de ópera o compositores más fáciles, pero nunca se enfrentan a un Schubert, a un Brahms o a un Wolf, ni hacen canción francesa… En fin, se les nota que no están preparados.

 No, si por eso mi cantante lírico favorito es Dietrich Fischer-Dieskau, que creo que habría suscrito cada palabra. Rigor intelectual, trabajo, imaginación, y buen gusto... Al final, Victoria de los Ángeles da un consejo que me parece muy sensato para los cantantes que empiezan: 

 

Ante todo, gran humildad al estudiar, devoción por su carrera y nunca una ambición desmedida. Creo que uno debe ser honesto, sincero, auténtico. Con estas tres cosas se puede llegar a desarrollar una carrera digna y respetuosa con la música, pero nunca aprovecharse de ella para llegar a ser importante.

 

Victoria de los Ángeles en Schiphol (1963)
Harry Pot / Anefo, CC0, vía Wikimedia Commons

La Bachiana n.º 5 es la más famosa de todo el ciclo de Bachianas Brasileiras que compuso Heitor Villa-Lobos entre 1930 y 1945. 

Son nueve suites y, como su nombre indica, son piezas inspiradas por un lado en las formas clásicas de Bach, como el contrapunto barroco, y, por otro, los temas y ritmos propios del folclore brasileño. Esta mezcla se ve en los títulos de cada movimiento, pues une un término clásico con otro en portugués propio del lore brasileño. Cada bachiana una tiene su propia combinación instrumental, a veces llevan voz y otras no.

Esta Bachiana n.º 5, en concreto, es para soprano y un conjunto de ocho violonchelos. Tiene dos movimientos, «Aria (Cantilena) – Adagio» sobre letra de Ruth V. Corrêa, que es el más conocido. Al principio parece que llevaba un poema de Altamirando de Souza, pero este lo acusó de plagio y acabó cambiando la letra.

 El segundo movimiento, «Danza (Martelo) – Allegretto», lleva palabras del poeta Manuel Bandeira. 

Cada parte es de un momento diferente. El «Aria (Cantilena)» lo compuso en el año 1938 y se estrenó el 25 de marzo del año siguiente, en Río de Janeiro. Dirigía el compositor y cantaba Ruth V. Corrêa. «Dança (Martelo)», es del año 1945, cuando ya Villa-Lobos había compuesto el resto de sus Bachianas. Al parecer, el «Martelo» es tanto un tipo de danza como un estilo poético, y aquí se estaría refiriendo a lo segundo, como una de las modalidades más antiguas de la «literatura de cordel», según leo en la Wikipedia en portugués.

Fue el 10 de octubre de 1947 cuando se estrenó en París la versión completa de la Bachiana n.º 5, con Villa-Lobos dirigiendo e Hilda Ohlin como cantante.

La grabación que yo prefiero es, obviamente, por eso la traigo hoy aquí, la del compositor con Victoria de los Ángeles y la orquesta es la de la Radio Nacional de Francia, del año 1956. En el disco están las Bachianas Brasileiras 1, 2 (que incluye «El trenecito del Caipira», O trenzinho do Caipira, otro fragmento conocidísimo), la 5 (para soprano y ocho violonchelos) y la 6 (para flauta y fagot). Esta última, la n.º 6 la interpreta el compositor y la orquesta francesa con Fernand Dufrêne (fl.) y René Plessier (fag.). En la Guía Penguin hablan de la voz dorada de Victoria de los Ángeles y que su interpretación de la famosa n.º 5 es ravishing (arrebatadora, encantadora, cautivadora o deslumbrante, tradúcelo como quieras).

Otra posibilidad es la de Kiri Te Kanawa con Harrell, que empareja esta pieza con los Cantos de Auvernia de Cantaloube. 

Para saber un poco más, tenemos artículo sobre esta pieza en la Wikipedia en portugués, fácil de entender por cualquier hispanohablante. Y, también, este artículo de Melómano digital, que analiza más en profundidad las Bachianas.

Por You Tube hay unas cuantas interpretaciones. Os pongo enlace a una del Villa-Lobos Channel, con Barbara Hannigan:

Merece la pena de verdad, qué preciosidad…

 Una curiosidad, en el canal de Estradinsky te cuentan «La hermosa historia del TRENCITO que se hizo MÚSICA. H. Villa-Lobos y sus Bachianas Brasileiras», una interesante forma de divulgación musical que se centra en la Tocata o Trenzinho do Caipira de la Bachiana Brasileira n.º 2.

 


 

Y acabo con una pieza de Gerald Moore al piano y Victoria de los Ángeles, la nana «Canción para dormir a un negrito» de Montsalvatge. Sí, ya sé que en otros idiomas la n-word suena muy fuerte. En español, no es así, no me sean absurdos o ignorantes, please.


❉ Suite, según el DRAE, es una «composición instrumental integrada por movimientos muy variados, basados en una misma tonalidad».

❉ Literatura de cordel se refiere a los «pliegos de cordel», «obras populares, como romances, novelas cortas, comedias, vidas de santos, etc., que se imprimían en pliegos sueltos y para venderlos se solían colgar de unos bramantes puestos horizontalmente en los portales, tiendas y mercados» (definición DRAE).

sábado, 28 de octubre de 2023

#60 Si esto es un hombre

 

Si esto es un hombre

 


Título original: Se questo è un uomo

Autor: Primo Levi

Año: 1947

Género: Ensayo / autobiográfico

Tema: Historia / Segunda Guerra Mundial / Shoá

 

Abrumador testimonio

 

La trilogía de Auschwitz de Primo Levi es uno de los testimonios más sólidos de los totalitarismos del siglo XX en Europa. 

Unos libros imprescindibles para cualquier ciudadano europeo que quiera entender lo que somos, de dónde venimos, lo que ocurrió para que no vuelva a pasar. A los humanos del resto del mundo, bueno, les puede servir para entender un poco ciertas cosas, pero me parece necesario sobre todo para nosotros, para entender por qué un proyecto europeo común es imprescindible y es lo que consigue más paz y prosperidad.

Primo Levi fue un químico y escritor italiano, del Norte, que nació en Turín en 1919. Si habéis leído Eichmann en Jerusalén, de Hannah Arendt, sabréis que el rodillo antisemita no actuó de idéntica forma ni siquiera en todos los países aliados de los nazis o invadidos por ellos. Dependía mucho de las fuerzas locales. Lo que pasó en Rumanía, por ejemplo, no tuvo mucho que ver con lo ocurrido en Bulgaria.

En Italia la cosa fue, pues eso, muy italiana. Los alemanes con sus normas y sus consignas, y los italianos dando largas con la burocracia. 

Pero es evidente que cuando podían echarle mano a algún hebreo italiano, los nazis no se lo pensaban. Cuando el joven Primo Levi fue detenido, actuando como partisano –ya en la época de la República de Salò–, acabó en un tren hacia Auschwitz.

Este libro relata su experiencia allí, desde marzo de 1944 hasta que el campo fue liberado por el Ejército Rojo, en enero de 1945. Él no tuvo que emprender las llamadas marchas de la muerte, pues estaba en la Ka-Be, enfermería.

Te cuenta cómo se ve reducido a ser una cosa, un animal, solo, él y su cuerpo desnudo, ya sin nombre, meramente un número tatuado 174517.

Los trabajos forzados, el hambre constante, la peculiar economía del campo, donde se comerciaba con lo que se tenía a mano, lo que se podía intercambiar, trapichear, robar,... las brutalidades cotidianas, las miserias como el verse privado hasta de zapatos o cucharas... las menciones de pasada a, por ejemplo, los desesperados que se tiraban contra el alambre de espino, para morir electrificados. Los números bajos y los números altos, los recién llegados, la selección al llegar y más tarde...

La vida brutal del Lager.

En la historia y en la vida, parece a veces discernirse una ley feroz que reza: «A quien tiene, le será dado; a quien no tiene, le será quitado». En el Lager, donde el hombre está solo y la lucha por la vida se reduce a su mecanismo primordial, esta ley inicua está abiertamente en vigor, es reconocida por todos.

La esperanza de vida es corta, y si te limitas a ser obediente, mueres pronto. No vale la pena ni hacerse su amigo, porque sucumbirán pronto.

Sucumbir es lo más sencillo: basta cumplir órdenes que se reciben, no comer más que la ración, atenerse a la disciplina del trabajo y del campo. La experiencia ha demostrado que, de este modo, sólo excepcionalmente se puede durar más de tres meses...

Se duda en llamarlos vivos: se duda en llamar muerte a su muerte, ante la que no temen porque están demasiado cansados para comprenderla.

Son los que pueblan mi memoria con su presencia sin rostro, y si pudiese encerrar todo el mal de nuestro tiempo en una imagen, escogería esta imagen, que me resulta familiar: un hombre demacrado, con la cabeza inclinada y las espaldas encorvadas, en cuya cara y en cuyos ojos no se puede leer ni una huella de pensamiento

Los que sobreviven son los que se buscan la vida con lo que tienen. Algunos, colaborando con los opresores.

Con los adaptados, con los individuos fuertes y astutos, los mismos jefes mantienen con gusto relaciones, a veces casi de camaradas, porque tal vez esperan obtener más tarde alguna utilidad.

Si los hundidos no tienen historia, y una sola y ancha es la vía de la perdición, las vías de la salvación son, en cambio, muchas, ásperas e impensadas.

Se refiere a los Prominenz, los Kapos, los Scheissminister y Bademeister...

Son el típico producto de la estructura del Lager alemán: ofrézcase a algunos individuos en estado de esclavitud una posición privilegiada, cierta comodidad y una buena probabilidad de sobrevivir, exigiéndoles a cambio la traición a la solidaridad natural con sus compañeros, y seguro que habrá quien acepte. Éste será sustraído a la ley común y se convertirá en intangible; será por ello tanto más odiado cuanto mayor poder le haya sido conferido. Cuando le sea confiada el mando de una cuadrilla de desgraciados, con derecho de vida y muerte sobre ellos, será cruel y tiránico, porque entenderá que si no lo fuese bastante, otro, considerado más idóneo, ocuparía su puesto. Sucederá, además, que su capacidad de odiar, que se mantenía viva en dirección a sus opresores, se volverá, irracionalmente, contra los oprimidos, y él se sentirá satisfecho cuando haya descargado en sus subordinados la ofensa recibida de los de arriba.

Me doy cuanta de que todo esto está lejos del cuadro que suele imaginarse de los oprimidos que se unen, si no para resistir, cuando menos para sobrellevar algo.

Son estos personajes los que están ahí, en primer plano. Llama la atención que menos protagonismo tienen las SS o los nazis. Están ahí, dominando todo, pero quienes controlaban y oprimían diariamente al resto de los prisioneros eran esos, los Prominenz o los Kapos, delincuentes, políticos o gente de otras nacionalidades. Se ganaban un poco de privilegio a cambio de tratar brutalmente a otros desdichados.

No hay mejor astilla que la de la misma madera.

Más de una vez, no de forma tan dramática, claro, encontrarás lo mismo en la vida. Compañeros de los que esperas comprensión y solidaridad son, al contrario, los más crueles y hasta miran con desprecio a esos otros que no aprovechan la oportunidad de colaborar con el opresor. Y yo creo que el razonamiento mental de esta gente es el mismo, que si no lo hacen ellos, otros, más idóneos, ocuparán su puesto.

El estilo con que lo cuenta es del que te engancha. Levi lo relata con esa exactitud y hasta frialdad propia de un científico. Está construido por capítulos tirando a breves, y por ello relativamente fáciles de leer, un ratito, respiras hondo y sigues. 

No hay aquí desgarros, melodramas, nada parecido. Sólo la realidad, tal cual la vivió él, algo bastante insoportable

Tampoco salen las cámaras de gas, por ejemplo, o el exterminio. Ni opina sobre si esto está bien o mal. No. Ni si esto es peor que aquello otro.

Él, lo dice después, no es un juez, es un testigo. Cuenta lo que él vivió en su campo de trabajo, cómo eran esclavos a los que se exterminaba, normalmente, por agotamiento. Cuenta lo que vivió y también reflexiona sobre ello.

Leer este libro es, no lo voy a negar, angustioso. Cada vez que lo cogía era como sumergirme bajo el agua aguantando la respiración... Hasta que, ardientes los pulmones, ya no resistes más y lo dejas, subiendo a la superficie.

Y respiras hondo e intentas seguir con tu vida normal hasta la siguiente vez que te sientes para hundirte en aquella pesadilla.

Leo mucho, y veo documentales, y películas, sobre los totalitarismos que arrasaron Europa, y he visto cosas tremendas, y lo aguanto soportando ese dolor y sufrimiento como algo bastante ajeno... Pocas veces tengo tal sensación de congoja, por presenciar un horror tan abrumador.

Solo recuerdo otra ocasión en que me sentí así de mal, con un documental sobre el gulag soviético, cómo había esa máquina de represión política para suministrar constantemente esclavos a las grandes obras comunistas. Porque no nos engañemos, sin estos prisioneros políticos habrían sido imposibles aquellas obras colosales, infraestructuras, colonización o explotación de los recursos, principalmente en la época de Stalin. Aunque la motivación fuera política, la estructura de la represión era económica.

Son momentos en que me digo para qué recordar, revivir aquellos abusos, crueldades, que causaron tantísimo sufrimiento. Pero bueno, es debilidad por lo que me hace sufrir, emocionalmente. Luego me digo que es el tipo de cosas que hay que leer si quieres ser un ciudadano responsable que contribuya a tu sociedad y no seas un parásito irresponsable e ignorante. Para ser consciente, estar alerta ante cosas malas, porque el totalitarismo está ahí, entre nosotros, el odio y la intolerancia, el antisemitismo por ejemplo, siguen ahí, esperando el momento para manifestarse, de forma violenta y despreciable.

Las reflexiones de un Primo Levi te ayudan a entender cómo funciona el autoritarismo o el totalitarismo. Incluso diría que para que entendamos la esencia de qué es este tipo de situaciones, de regímenes, que ahora pueden existir con otras formas.

Es importante que persista la posibilidad de elegir tu propio camino, de que puedas ser diferente. No podemos todos pensar lo mismo.

No es sencillo sustraerse a todo condicionamiento, pero por lo menos es posible elegir el condicionamiento que uno prefiere.

En un Estado autoritario no es así. La Verdad es sólo una, proclamada desde arriba; los diarios son todos iguales, todos repiten esta única idéntica verdad; así también las radios, y no es posible escuchar las de los otros países... En cuanto a los libros, sólo se publican y se traducen los que agradan al Estado... Con los libros no gratos, o ya no gratos de épocas anteriores, se encienden hogueras públicas en las plazas...

Hay que estar alerta en cualquier entorno en que no haya opciones diversas, en que se machaque al rival político, en que haya una sola Verdad de la que no puedas disentir. Ahí tienes la semilla del totalitarismo. Donde se emplee la violencia para atacar al que piense diferente a ti, quites sus libros de bibliotecas, busques que pierdan su empleo, lo agredas por la calle,... sólo por pensar diferente a ti o tener otra opción política, o social, o forma de vida.

Ahí es donde ya existe el mal. En esos comportamientos fascistas no es que veamos el huevo de la serpiente, es que estamos ya con la serpiente nacida y crecida. 

La tolerancia no consiste en soportar al que piensa igual que tú, al contrario, es admitir al que piensa distinto y que los dos podamos convivir en paz.

La edición que tengo por casa de la Trilogía de Auschwitz es la de El Aleph Editores, en una edición de 2009. El prólogo lo firma Muñoz Molina. Una edición que está bien, sobre todo porque tienes los tres relatos en un solo volumen. La traducción está bien, aunque a veces alguna cosa me sonó rara.

Es interesante que el libro se remata con un apéndice de 1976. A lo largo de los años, Primo Levi trabajó no solo de químico, sino que escribió libros y dio conferencias. Contesta en este apéndice a preguntas habituales que le hicieron a lo largo de los años. Si los alemanes sabían o no qué pasaba, la ausencia en su libro de expresiones de odio contra los alemanes, si volvió a Auschwitz alguna vez, qué pasó con algunas de las personas que menciona en el libro o por qué habla de los Lager alemanes y no los rusos, del antisemitismo como fenómeno de intolerancia.

Te da cierta perspectiva sobre lo que has leído antes, y contesta a cuestiones que tú mismo has podido hacerte mientras estás leyendo.

Una de las cosas con las que más me quedo es con su respuesta a cómo es que él sobrevivió.

Recuerda que los supervivientes de los campos fueron muy pocos. Algo que dije aquí al comentar La lista de Schindler, película en parte tramposa, la versión hollywoodiense de la Shoah, porque no expresaba bien lo que esto fue. La historia de los campos es la de la muerte, no la de los pocos que sobrevivieron. 

Aquí lo recuerda Primo Levi, que por ejemplo de los deportados italianos sólo el cinco por ciento pudo regresar.

Y, de ellos, muchos perdieron la familia, los amigos, los bienes, la salud, el equilibrio, la juventud.

Él atribuye su supervivencia a que tuvo suerte y solo en menor medida (mucha) a otras cosas...

En muy pequeña medida jugaron los factores preexistentes, como mi entrenamiento para la vida en la montaña y mi oficio de químico, que me acarreó algún privilegio durante mis últimos meses de prisión.

Ya lo comenté en otro sitio, que la experiencia montañera te coloca en situaciones en que te ves reducido a lo esencial: refugio, agua, comida. Hasta yo he tenido momentos así, de sed y hambre, frío tremendo o calor insoportable, o que te falle el físico, o te rompas un hueso, y aun así tengáis que seguir porque el refugio (y el agua, la comida, el descanso, etc.) queda aún un poquito lejos. Entiendo perfectamente lo que dice Primo Levi de que en una pequeña (muy pequeña) medida, su experiencia montañera le ayudó.

Hombre, yo también diría que le ayudó ser un mocetón de veintitrés años.

 

Primo Levi en los años cincuenta, fotógrafo desconocido, de Editorial Mondadori (via Wikimedia Commons)

El primer capítulo de Si esto es un hombre, «El viaje», se menciona en un artículo publicado sobre los relatos que Primo Levi dedicó a la montaña, de Alejandro Pérez Vidal: «Apuntes sobre el alpinismo, "sucedáneo de los viajes”, en la vida y la obra de Primo Levi», en Quaderns d'Italià, 2019, núm. 24, p. 175-188 (https://doi.org/10.5565/rev/qdi.424).

domingo, 13 de agosto de 2023

#49 Andréi Rubliov

 



 


Андрей Рублёв – Andréi Rubliov

Año: 1966

País: URSS

Dirección: Andréi Tarkovski

Música: Viacheslav Ovchínnikov

 

Impresionante fresco medieval

 

Te lo anuncian como la biografía el artista medieval Andréi Rubliov (o Rublev), del cual comenté aquí el Icono de la Trinidad. No es tanto su biografía, de la que se sabe poco, sino un retrato de la época en la que vivió.

Esta es una película de unas tres horas, en blanco y negro, que más que contarte la vida de Andréi Rubliov, te describe, a través de episodios, la sociedad tardomedieval. Aunque sea tan larga, este carácter episódico ayuda a que no se te haga un film largo.

Lo que ves es una sociedad medieval bastante brutal. Tampoco es que el autor pretenda ser rigurosamente histórico, lo sabes desde la primera escena, en la que te ponen a un anacrónico aventurero subiendo a una especie de globo aerostático, algo impropio del siglo XV.

Más bien le sirve para recrear una sociedad en la que unos pocos mandaban, con bastante crueldad, y cómo la gente normal sobrevivía e intentaba tener su pedacito de felicidad. O, al menos, sobrellevar su vida de la mejor manera posible.

Se recurría al humor, o el sexo, y la religión. Pero estas cosas también les suponen riesgos cuando desagradan al poder. Es inevitable pensar el entorno en que esta película se rodó.

Entre las cosas que te plantean y te hacen pensar es la relación no ya del hombre y la sociedad en la que vive, sino también, en concreto, del artista y su mundo. Lo que tiene que expresar frente a lo que quiere realizar, las limitaciones que le imponen o el sentido del arte dentro de la sociedad.

Digo lo del blanco y negro, pero al final hay un estallido de color, cuando en el epílogo te sacan imágenes de iconos de Rubliov. Esos que no le has visto hacer a lo largo de la peli. Porque, a pesar de ser pintor, la verdad es que se le ve pintar muy pocas veces.

Al parecer, Tarkovski veía esto como una forma de descanso del espectador, de manera que se fuera apartando de lo que se le ha contado hasta ese momento y tuviera un tiempo para reflexionar sobre lo que había visto.

Es una de esas películas que merecen la pena ver si amas el Cine. Aunque no te interese mucho lo que te están contando, la forma de hacerlo, el estilo, es maravilloso. Tus ojos se te van al primer plano, al último, la interpretación de los diferentes actores, tan contenida y al tiempo intensa. Cada escena es como una fotografía en la que te puedes perder. 

En cierto sentido, es una de esas películas zen, que tienes que ver sin dedicarte a nada más, haciendo un paréntesis de tres horas que te llevan a otro mundo.

Tarkovski pensó y rodó esta película en una época de menos opresión, dentro de la larga dictadura soviética. Sin embargo, cuando tocó estrenarla, Jrushchov ya había caído. Algunas cosas no sentaban demasiado bien al régimen. No es que la prohibieran pero digamos que no estaban muy entusiasmados por difundirla en el territorio soviético. Exigieron a Tarkovski cortara partes de la película, por la violencia y la desnudez. 

Luego, viéndolo, te preguntas si realmente es eso lo que les molestaba o más bien la relación problemática, en más de un momento, entre la gente común y los poderosos. Algunos desafiaban al poder en determinados momentos y eran castigados con crueldad.

Hoy en día escandalizaría por otras cosas, como la crueldad hacia los animales que se ve en más de una escena, aunque en buena medida eran simulados. También hay tortura y daño a personas, pero eso creo que no llamaría tanto la atención.

La película se estrenó en el Dom Kino de Moscú en 1966. La reacción del público fue entusiasta, a pesar de que algunos se quejaron de la descripción naturalista de violencia en la película. Pero no fue aprobada por la censura soviética, por la «incorrección ideológica de la película». No la dejaron ir a Cannes en 1967, pero sí pudo exhibirse dos años después, fuera de concurso. Gustó tanto que ganó el premio FIPRESCI.

En el extranjero se difundió, pero no en la URSS. Solo en diciembre de 1971 accedieron, en la versión de 1966 de 186 minutos. A pesar de que no le hicieron ninguna publicidad, vendió todas las entradas.

Como curiosidad, siempre he dudado si el apellido de este pintor, y por lo tanto, el título de la peli, e incluso el del tenista homónimo, Рублёвes Rublev o Rubliov. Os explico lo que he aprendido, la ë cirílica, como tiene esa diéresis en efecto se translitera como io u o, y no e. Lo de Rublev es como se translitera al inglés, no al español.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.